PINTURA
INDIGENISTA EN EL PERÚ
En el devenir de la vida es necesario conocer un
poco de mundo, para conocernos mejor a nosotros mismos. El contacto con nuevos
ambientes y nuevas realidades, nos permiten entender mejor nuestro ámbito
vital. Así sucedió en la pintura, la belleza de esos mundos idealizados del
arte académico y clásico, dio la posibilidad a nuestros artistas de conocer el
significado real y concreto de nuestra tierra, de nuestros habitantes, de
nuestra herencia artística. El excesivo interés y respeto por lo foráneo decae ante
una nueva concepción del valor estético como exaltación primordial de lo
propio. Algunos artistas que emigraron en afanosa búsqueda de conceptos
originales, vuelven a la tierra saturados de nostalgia portando un mensaje de
amor a lo suyo.
Surge así la Pintura Indigenista, ávida de emoción
local, deseosa de gozar y transmitir la belleza temática, formal y cromática de
nuestros pueblos y de nuestros tipos. Tuvo el indigenismo su momento, laboro y
produjo su aporte de claro y evidente nacionalismo, pero mirado con el desdén
que se dispensa a lo aldeano, tuvo que pasar también y ceder camino a la
reacción surgida en la lógica rutina de cambio dentro de la inmensa rueda del
tiempo. Efímera, pero fructífera fue la vida del indigenismo en la pintura.
Quienes operaron en el nuevo estilo supieron impactar hondo en la sensibilidad
de nuestro pueblo, y hoy los nombres de José Sabogal, Jorge Vinatea Reynoso,
Enrique Camino Brent, Camilo Blas, Julia Codesido y otros se encumbran ante el
aprecio y la aceptación incondicional hacia todo lo peruano. Las ojotas y el
poncho de nuestros hermanos de la sierra ya calzan nuestros pies y flamean en
nuestros ámbitos.
A principios del presente siglo,
una serie de transformaciones político- sociales se empezaban a vivir
en nuestro medio. Ello motivó en el ambiente intelectual, una inquietud por
redescubrir, valorar y rescatar
aquellos elementos que al ser propios, nos distinguían y diferenciaban
como peruanos.
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Así como la literatura había tenido su
precursor en Manuel Gonzales Prada, la sociología en Mariátegui y Haya de la
Torre en el campo político, correspondió a José Sabogal introducir los cambios en el arte nacional, hacia la segunda década de
este siglo, encarnar ese interés por la búsqueda
de la
propia realidad e identidad y comprender la sensibilidad social del momento. Con él se dio inicio a lo que conocemos como el movimiento indigenista
que se arraigó fuertemente entre los artistas
de la época.
Sin llegar a ser
un grupo
que pretendiera
reivindicaciones, los indigenistas se volcaron a plasmar en
el arte,
representaciones naturalistas y coloridas del paisaje nacional, del hombre andino
y de su medio cotidiano. El mundo indígena aportó una fuente inagotable de inspiración y motivó el
uso de técnicas diferentes; primó
una textura más gruesa y el uso de
colores intensos que permitían representar con gran realismo
al hombre peruano y a su deslumbrante y variado entorno,
con un tratamiento que
escapaba a toda concepción académica.
La influencia de José Sabogal se dejó sentir desde sus
primeros años como profesor en la Escuela
Nacional de Bellas Artes, donde reunió a un grupo de jóvenes artistas que
compartieron con él su inquietud y preferencia por lo autóctono y en un acto de
independencia cultural y de cuasi rebelión
con el medio tradicional, hicieron
de la problemática nacional la esencia de su arte. Los seguidores más
destacados fueron Julia Codesido, Enrique
Camino Brent, Cota Carvallo, Camilo
Blas, Teresa Carvallo, Felipe Cossío del Pomar y Mario Urteaga entre
otros.
A la muerte del maestro Hernández, José Sabogal asumió
en 1932 la dirección de la Escuela. Si bien llo significó el reconocimiento
oficial del movimiento, señaló también el inicio del decaimiento del estilo
indigenista, como agente dinamizador del arte. Algunos pintores de indiscutido
valor simpatizaron también con el mo- vimiento indigenista, pero optaron por
una creación en libertad; es por ello que, a pesar de ser contemporáneos a los
indigenistas, no son parte del entorno cercano a José Sabogal. Ellos expresaban
su voluntad de tratar también los temas autóctonos y locales pero con mayor
libertad y con técnicas y estilos diferentes, haciendo de nuestro variado
paisaje, su principal fuente de inspiración.
En este grupo debe mencionarse a Jorge Vinatea Reinoso
quien pese a su corta vida, dejó una abundante obra en la que plasma su
sensibilidad y una especial habilidad en cuanto al uso del color. Sus cuadros
son un bello testimonio de nuestra riquísima realidad, humana y geográfica.
Mario Urteaga, de origen cajamarquino y artista autodidacta, logró captar con
gran talento e intuición el espíritu del hombre andino, dejándonos en sus
obras, bellos reflejos de la simplicidad y grandeza de la vida rural cotidiana.
Ricardo Flórez se compenetró íntimamente con el paisaje serrano y desde 1944
hasta su muerte, relativamente reciente, radicó en el pueblo de Tomaiquichua en
las serranías de Huánuco y, utilizando la delicada técnica del puntillismo,
plasmó la extraordinaria luminosidad de los parajes andinos.
Entre los representantes de este grupo, cabe mencionar
a Enrique Masías, Francisco González Gamarra, Wenceslao Hinostroza, Antonino
Espinoza Saldaña, Manuel Domingo Pantigoso, Reynaldo Luza, Pedro Azabache,
Jorge Segura y otros.
REPRESENTANTES DE LA PINTURA
INDIGENISTA EN EL PERÚ
Entre los más
representativos pintores de la corriente Indigenista en el arte peruano,
tenemos:
José Sabogal Diéguez, nació en Cajabamba, provincia del departamento de
Cajamarca el 19 de Marzo de 1888. Murió en Miraflores (Lima) el 15 de Diciembre
de 1956.
El bello paisaje de su tierra, forjó en su espíritu infantil la serena
imagen de sus andes con sus cumbres y sus valles, con su torrente de luz y de
colores, con sus habitantes exóticos, silentes y profundos.
Pequeño aún pero sensible, parece sucumbir en la solemnidad de sus montañas
y huye más de una vez, pero regresa. Entre los azares de una vida juvenil, en
1908, a los veinte años de edad, viaja a Europa y se radica en Roma, donde hace
provechosos estudios artísticos, para luego recorrer toda Italia. En 1911 viaja
por las costas africanas de Argelia y Marruecos, también por España. Al año
siguiente vuelve a América pero se queda en Buenos Aires para hacer estudios en
la Escuela de Bellas Artes. De 1913 a 1918 se desempeña como profesor de dibujo
en una escuela normal de Jujuy, ciudad montañosa cuyas cordilleras imponentes
rememoran al artista la solemne belleza de los andes peruanos.
Viene al Perú, por la sierra, y se radica en el Cuzco, a fines de 1918. Con
sus amplios conocimientos de arte, escudriña el espíritu de nuestra realidad
nacional a través del prototipo de sus habitantes, el indio, y de sus
escenarios andinos. Surge entonces en su creación una nueva forma de pintura de
carácter nacionalista que daría en llamarse con desdén “indigenista”. No era el
propósito del maestro Sabogal pintar indios, como muchos se obstinan en creer,
sino hacer un tipo de arte peruanista, típico, original y propio que expresara
el carácter y la idiosincrasia misma del Perú. Quiso dar a la patria un arte
que fuera su alma e imagen singular y verdadera. Si bien es cierto que su
estética está llena de defectos para muchos, no menos cierto es, que fue
artista de carácter, valiente en su actitud, original en su realización,
inquebrantable en sus convicciones, moderno en su ejecución. Señalar estas
virtudes como distintivos genuinos de un carácter, es bastante. De ello nos da
fe el significado de su estética, hasta hoy un hito singular en el arte del
Perú.
El 1919 realiza en Lima su primera exposición de pintura indigenista,
convulsionando a la sociedad limeña por la espectacularidad de su tema y de su
técnica. En 1920 es llamado a la Escuela de Bellas Artes como profesor, cátedra
que desempeña hasta 1932. No obstante practicar una modalidad pictórica,
encontrada con el gran maestro director, Daniel Hernández, mantuvieron ambos
con altura sus puntos de vista, de libertad artística. En Octubre de 1932, a la
muerte de Daniel Hernández, asume la dirección del más alto centro de estudios
estéticos del país, y desde aquella tribuna máxima propugna con pasión sincera
el indigenismo, encontrando eco en un grupo de jóvenes artistas que se
identificaron con su estilo, entre ellos: Julia Codesido, Camilo Blas, Enrique
Camino Brent, Teresa Carvallo, Vinatea Reynoso y otros que siguieron sus temas
e ideas pero con ciertas reservas como para no sentirse comprometidos. En 1943,
Sabogal renuncia a la Dirección de la Escuela de Bellas Artes, siendo por
muchos, altamente sentida tal determinación.
La personalidad artística de Sabogal fue reconocida dentro y fuera del
país. México y Estados Unidos le brindaron su reconocimiento y su admiración.
La pintura del maestro Sabogal se caracteriza por su tema indigenista, de
allí su nombre. Su forma de expresión se manifiesta a través de gruesos y
vigorosos trazos muy expresivos. Sus figuras recias, casi estáticas, de
espíritu andino se presentan agradables y originales. Su color es muy
simplificado pero armonioso y acertado. Compone bien, dejándonos ver su sentido
de síntesis y su compenetración espiritual en sus imágenes para lograr realizaciones
de alto valor estético y humano.
Entre sus cuadros más famosos se encuentran “Vista de Amancaes”, “Tondo
Colorado”, “Varayoc de Chincheros”, “La procesión del Señor de los Milagros”,
“Victoria Regia”, “Hilanderas Huancas”, muchos retratos murales y xilografías.
Entre los murales se citan el tríptico sobre estampas limeñas que pintó en un
muro del Hotel Maury de Lima, y “Garcilaso de la Vega” pintado en el Hotel del
Cuzco.
Nació en Lima en 1892. Murió en Lima en 1979. Pintora y grabadora, ingresó
a la recién fundada Escuela de Bellas Artes en 1919 realizando sus estudios
bajo la enseñanza del maestro don Daniel Hernández y luego con el entonces
profesor de pintura José Sabogal del que se convirtió en ferviente admiradora y
practicante de la doctrina de reencuentro con la temática nacional denominada
"movimiento indigenista " aunque el grupo de seguidores del ideario
estético sabogalino, repudian esa filiación, que consideran “limitante”.
La pintura de esta artista se caracteriza por su insólito vigor que
sobrepasa al de sus compañeros masculinos y por su singularidad dentro de los
márgenes sostenidos en cuanto a temática y técnica por los seguidores del
indigenismo.
En Julia Codesido conviven la energía de expresión con delicadezas de
cromatismo que si bien trasuntan las normas impuestas a sus seguidores por la
directiva sabogalina, denotan también, cómo un espíritu independiente, robusto
y capaz, puede sobrevolar el enclaustramiento de una limitación dogmática. Ella
superó a fuerza de personalidad, esta circunstancia.
En su pintura podrían señalarse tres períodos de evolución. Primero
aquellos años del 20 al 35 en que estuvo muy bajo la influencia de su admirado
maestro: trazo duro, marginado de anchos, rasgos negros, facciones angulosas,
ojos agrandados de pupila fija y honda, todo ello en glorificación a la
tipología de la raza indígena o la mestiza. Hacia 1935 se nota la aparición
influyente del muralismo mejicano: cabezas de gran tamaño, que recuerdan las
que del mismo tipo pintó Siqueiros y composiciones con reminiscencias
entremezcladas del mismo Siqueiros, y. . .del Greco, tal como se ven en el
cuadro "La Oración en el Huerto" en la que un grupo de apóstoles
durmientes, de concepción mejicanoide, aparece coronado por la alba figura
orante de Cristo, similar de tema, título, composición y colorido al cuadro
homónimo del cretense en el Museo de Bellas Artes de Budapest. Esto indica,
cómo en ella, se da la amplitud de espíritu y su apertura a inspiraciones más
allá de la frontera de lo nacional. Y es precisamente la única del grupo
indigenista que se permeabilizó a las corrientes renovadoras de la plástica sin
abandonar por ello su primitiva y leal filiación.
Nació en Breña, Lima el 22 de julio de 1909. Su familia pertenecía a la
clase aristocrática limeña, cuyas raíces anglo-hispanas, también formaban antecedentes
artísticos. Inicio sus estudios en el Colegio de la Recoleta y los culminó en
Nuestra Señora de Guadalupe (1923-1926).
En 1922, demostrando su vocación por las artes, ingresa siendo aún un niño de
13 años, a la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima, que estuvo a punto de
dejar ante la insistencia paterna, por lo cual el propio Daniel Hernández, solicitó
su permanencia en la ENBA.
En 1930 ingresó a la Escuela de Ingenieros de Lima, a estudiar Arquitectura
que fueron seguidos junto a los de Pintura; En la ENBA fue discípulo de Daniel Hernández
y luego de José Sabogal. "(...) destacó por sus especiales condiciones naturales para la
pintura, por lo que fue invitado por Sabogal para integrar su selecto grupo de
alumnos, siendo el más joven de ellos"
Egresó con el primer puesto de su promoción, en 1932, año en que también muere
Daniel Hernández y sube a la dirección José Sabogal, ratificado en 1933. Es él
quien lo nombre profesor en 1937. Expuso por primera vez en Lima, en 1936 y lo hizo después en Estados
Unidos, Argentina, México, Europa y Marruecos, en el norte de África.
"La Revista Social, Año VI, Nº 127, Lima 5 de junio de 1936, publica
el comentario de Espinoza Saldaña, sobre la primera exposición de pinturas de
Camino Brent, inaugurada el 28 de mayo del mismo año en la Sociedad
Filarmónica, y dice: "Egresó hace pocos años de la escuela Nacional de Bellas Artes. No
cabe duda que tiene un temperamento del que puede esperarse aún mucho más... no
obstante reconocemos en los lienzos de la muestra, que tiene cualidades
personales que no se improvisan no adquieren con el trabajo (...)"
Sus viajes al interior del país más que un recorrido de propaganda, fue
búsqueda del paisaje como tema nacional, y también son resaltantes sus estudios
en Santiago de Pupuja sobre la técnica de cerámica local:"un informe escrito e ilustrado con acuarela sobre el famoso toro y su
plasmación en la artesanía popular"
Enseñó en el Politécnico José Pardo cerámica y diseñó su capilla, que aún
conserva el modelo original. Su recorrido por Puno, Buenos Aires recogen sus
series sobre el Collao y el Cusco.
En 1940 retorna a Lima, y asume una posición partidaria con Sabogal quien
es retirado de la dirección de la ENBA en 1943, por un incidente con el
Ministerio de Instrucción. Posteriormente a Estados Unidos, México y Quito,
donde tuvo un encuentro con Guayasamín. Estos viajes lo influyeron a realizar
algunos murales como el que se conserva en el Ex Ministerio Público de
Educación. Fue director de la Escuela de Bellas Artes de Huamanga, y donde
antes también desempeño labores docentes. Muere en Lima de una hemorragia
cerebral en 1960.
La persistencia del retrato, como medio de status burgués también se
observa en la obra de Camino Brent, sus primeros esbozos son retratos, que
cruzan perfectas combinaciones de una fuerte resonancia pictórica. Una obra prima es el "Cristo de Tayankani" de 1951: “Revela su
fascinación por las formas de la religiosidad Popular del mundo rural. Las
campesinas orantes que aparecen en primer plano parecen desaparecer bajo la
presencia imperiosa del Cristo".
A pesar de pertenecer al grupo de los Indigenistas, Camino Brent supo dar a
su obra una línea personal, enmarcada por el paisaje arquitectónico, sin
necesidad de ser realistas o identificar sus pinturas con la campiña rural y
también por la representación de la imagen del indio delimitada solo por el uso
de una fuerte paleta y en su obra madura por los colores terrosos.
En sus creaciones artísticas, así como en su labor docente, se incorporó al llamado "grupo indigenista". Al separarse de la escuela en gesto de solidaridad con José Sabogal, llevó sus inquietudes hacia la captación de los paisajes y los tipos humanos de las diversas regiones del país, y aplicó a su tratamiento un personal lirismo caracterizado por su hondura y la sugerente fluidez de sus ritmos.
A la postre, aceptó la dirección de la Escuela de Bellas Artes y Artesanía
de la Universidad de Ayacucho (1957) y la ejerció hasta su muerte. " Fue
pródigo en lucimiento, pues su color es rutilante, alegre, siempre decorativo,
acompañando con su sinfonía cromática llamativa al escenario de sus
composiciones, llenas de movimiento y contrastes... Tuvo una peculiar visión
del mundo vernacular y para ello no se contentó con la transcripción realista y
directa, sino se sumergió en fantasmagorías imaginadas por su voluntad de
singularización. Su predilección fue por los rincones poblanos, los patios
esquinados, las callejas soñolientas, las plazuelas de embrujo y los recintos
de conseja... Lo que despierta su entusiasmo es lo elegíaco, la melancólica
decadencia de los seres y las cosas" (T. Núñez Ureta). Obras suyas se conservan
en colecciones públicas y privadas de América y Europa. Entre ellas se
encuentra "El Recuerdo (La Capa)" (1930), óleo sobre tela de 110 ×
106 cm., hoy perteneciente al coleccionista José Luis Montoya, celebrada por su
belleza expresiva y que sirve de portada de la obra "Temas Taurinos"
del historiador Aurelio Miró Quesada Sosa. Murió el 15 de julio de 1960.
Camilo Blas nació en Cajamarca en 1910. Estudió en el Colegio Nacional San
Ramón de Cajamarca. Desde niño mostró su espíritu artístico mediante dibujos y
bocetos. Gracias al apoyo de su tío, el artista cajamarquino Mario Urteaga, dio
sus primeros pasos en la pintura.
Ingresa a la Universidad Nacional de Trujillo para estudiar Derecho,
carrera que culmina. Hizo sus estudios de arte en la Escuela Nacional de Bellas
Artes de Lima bajo la dirección de Daniel Hernández y luego con José Sabogal.
Tuvo como compañeros a Ricardo Flórez, Camino Brent y Julia Codesido. Desde
1933, fue profesor de artes plásticas durante muchos años y luego Director de
la Escuela de Bellas Artes y Artesanía de Ayacucho.
De estilo refinado, dentro de la corriente indigenista, supo aplicar el
arte "naif" (infantil o ingenuo) a sus dibujos, agregando un toque de
sutileza y colorido propios.Por la gran cantidad de dibujos costumbristas peruanos que presentan sus
obras, tanto de Cajamarca como de todo el Perú–, también se le considera como
el "Pancho Fierro Serrano".
TERESA CARVALLO (1895-1989)
Seguidora de la escuela indigenista de Sabogal, su obra La naranjera, hace
gala de su maestría compositiva, al haber logrado perfecto equilibrio en los
tres planos en los que sitúa el personaje.
FELIPE COSIO DEL POMAR
(1889-1981)
Nacido en Morropon un 31 de Marzo de 1889 en la calle Comercio. Caminando a
la esquina esta el Jr. López y la casa donde también paso su infancia Enrique
López Albujar. Las casonas son de material rustico y techo de tejas. La casa de
don Felipe, tiene 20 metros de largo X 12 metros de fondo; 4 puertas con los
números 236- 238 y 240 y hoy pertenece a Sr. Alberto Cheves. Su padre don
Domingo Cossío era dueño de la hacienda "El Ala"... no se nos dio el
nombre de su madre... es decir los vecinos de Morropón, lo desconocen.
Cuando el futuro artista contaba con 15 años de edad, su padre lo llevó a
Lima y prosiguió estudios en el Colegio en Nuestra Señora de Guadalupe.Don Rómulo León Zaldivar nos contó que entre 1906-07 cuando estallo la
guerra ruso- japonesa, en las cajas de fósforos salían las naves y don Felipe
dibujo una de la perfección... así nacía el arte de Cossío del pomar... Don
Rómulo fue condiscípulo de don Felipe quien le obsequio el dibujo. En 1922 se
doctoro en letras en la universidad del Cuzco. Fue becado por el gobierno de
Europa. En 1932 retorna al Perú. En 1956 viaja a México y funda ACADEMIA.
En 1942 es llamado a la Universidad Mayor de San Marcos y ocupa cátedra y
sub.-decanato hasta 1946. Nuestro artista pintor, es consagrado escritor y
autor de 13 obras literarias, entre las cuales tenemos: "Arte del Perú
pre- Colombino" 1949; "Cuzco Imperial" 1952; arte del Perú
Colonial" 1958. Felipe Cossio del Pomar murió en 1981 en la ciudad de lima
y fue sepultado en la ciudad de Piura.
Jorge Segundo Vinatea Reynoso nació en Arequipa el 22 de abril de 1900, en
el seno de una familia pobre, siendo el octavo hijo. Su talento para el dibujo
lo puso de manifiesto desde muy niño, después experimenta con la acuarela
realizando retratos y paisajes de su tierra.
Llega a Lima en 1918, y en 1919 ingresa a la Escuela Nacional de Bellas
Artes, teniendo como maestro a Daniel Hernández, pintor de riguroso academicismo
que había residido durante cuarenta años en Europa, lo que influenció en
Vinatea logrando una depurada técnica artística.
El amor que sentía por la tierra que lo vio nacer le impregno un sabor
telúrico y vital a sus pinturas. Desarrolló una nueva personalidad en la
pintura costumbrista, ocupando un lugar privilegiado dentro de la plástica de
América.
Poseedor de una gran sensibilidad humana y creadora, esto lo llevo a la
constante búsqueda de nuevas formas de expresión, donde la fantasía impera en
la armoniosa composición de la luz y los colores de sus temas campestres y
casonas coloniales. Sus temas nos muestran al terruño danzando de alegría y
sensualidad, en ritmos armoniosos y a veces respetuosos contrastes aplicados
con exquisito dominio cromático.
Sus recorridos por el sur peruano, entre Puno, Cuzco y Arequipa le dan
temática para desarrollar un "indigenismo" particular, apartándose de
la corriente oficial que imperaba en ese entonces. Trabaja intensamente, lo que lo lleva a descuidar su salud contrayendo la
tuberculosis. Muere el 15 de julio de 1931 en Yanahuara, Arequipa.
Sesión de aprendizaje relacionado al tema:
http://es.scribd.com/doc/150402052/Sesion-6-Pintura-Indigenista-en-el-Peru
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https://www.youtube.com/watch?v=oJ2ndEHiqFI
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