PINTURA ACADÉMICA EN EL PERÚ
La influencia del arte europeo, se dejó sentir en nuestro medio, en el que
rápidamente el gusto capitalino se definió por la tendencia neoclásica que
estaba inspirada en técnicas y temas del pasado. La sociedad peruana de
mediados del XIX carecía de identificación nacional y salvo las expresiones
costumbristas de Pancho Fierro, pasaría todavía casi un siglo antes de que el
tema local y nacional fuera motivo de inspiración de nuestros artistas.
Es por ello que entendemos al Academismo, como aquel período en el cual
nuestros pintores se educaron y formaron artísticamente en las canteras
europeas y se nutrieron de todo aquello que, enmarcado en las academias parisinas,
les regulaba la composición, les establecía patrones rígidos al uso del color,
buscaba la perfección en el dibujo y favorecía los temas históricos, literarios
o paisajistas. Toda la producción se hacía al interior mismo de las academias,
sin que los artistas tuvieran mayor contacto con la naturaleza y la realidad de
su entorno.
Una formación así de rígida, obedecía a las tendencias puristas de la
época, que encontraban eco y aceptación en los círculos artísticos europeos y
americanos. Artistas peruanos como Ignacio Merino, Francisco Laso y Luis
Montero entre otros, buscaron desarrollar su arte en Europa y entrar en
contacto con el arte oficial de entonces, que se aprendía en las academias, las
mismas que desde la segunda mitad del siglo XVIII, hacían furor en el viejo
continente.Maestros del nivel de Delaroche, Delacroix y Fortuny ejercieron una
gran influencia en nuestros artistas, quienes en su mayoría permanecieron la
mayor parte de su vida en Europa, a pesar de las penurias y estrecheces económicas
por las que pasaban. Algunos de ellos
realizaron visitas a Roma, Venecia y Florencia, donde entraron en contacto con
las principales obras nacidas luego del renacimiento italiano.
Aquellos que
regresaron al Perú se encontraron con un medio bastante cerrado que prefería
encargar las obras de arte a Europa, antes que adquirirlas de los artistas
locales. Una de las actividades más importantes que ellos realizaron en Lima, a
su retorno de Europa, fue la enseñanza del dibujo y la pintura. Tal fue el caso de Merino que trasmitía con
rigurosa disciplina, las pautas de las academias parisinas. Un caso singular es
el de Laso quien a pesar de su formación academista y el ambiente en el que se
desenvolvió, introdujo temas peruanos en sus composiciones. Sobresalen obras
como “El indio alfarero” y su serie de “Pascanas” en las que se distingue una
imagen romántica de la realidad andina.
Establecido
es sistema republicano en el Perú, la cultura y el arte estimulados por un
absoluto sentido de libertad se orientaron hacia nuevos confines, donde
lograron nuevas experiencias, nuevos conocimientos y sobre todo, la forma de
vincular nuestra cultura artística al desarrollo estético universal. Viajan
entonces nuestros jóvenes artistas al viejo mundo donde el arte había logrado
su más alta expresión; unos por cuenta propia: otros enviados por el gobierno
en razón a sus méritos y virtudes artísticas, pero todos van entusiastas y
ansiosos de aprender y traer a nuestra patria lo mejor del arte europeo. Europa
fue desde los inicios de la República, y sigue siendo, la meta de nuestros
artistas.
Conforman
el grupo de pintores académicos: Ignacio Merino, Francisco Lazo, Luis
Montero, Daniel Hernández, Teófilo Castillo, Carlos Baca Flor entre los más
destacados, pero también realizaron obras de considerable valor Federico
Torrico, Francisco Masías, Juan Lepiani, Luis Astete, Abelardo Alvarez
Calderón, Federico del Campo, Carlos Jiménez y Alberto Lynch. Estéticamente,
encontramos en el arte de nuestros pintores académicos, secuencias neoclásicas,
románticas, realistas e impresionistas que aportaron un amplio conocimiento al
arte nacional.
Pintor peruano. Considerado en el ámbito internacional entre los
mejores artistas del siglo XIX. Figura
en los registros de importantes publicaciones. Nació un 30 de enero, en el
barrio de la Mangachería, en la calle Tacna Nº 342, San Miguel de Piura; bautizado
el 9 febrero del mismo año como: José Ignacio María Pedro Nolasco Ramón. El 29
de diciembre de 1820, desde el balcón de su casa paterna en Trujillo se
proclamó ante el pueblo la Independencia de Trujillo por el intendente José
Bernardo de Tagle y Portocarrero Marqués de Torre Tagle, quien flameó una
bandera cosida por su madre Doña Micaela María Muñoz de Ostolaza Cañote y Ríos
de Merino.
De familia acomodada fue enviado, por sus padres, a los 10 años de edad
a París; ingresó al colegio que tenían establecido allí los liberales emigrados
de España, donde siguió sus estudios hasta el bachillerato con Manuel Silvela,
prestigioso abogado y fundador de un colegio para españoles en Burdeos. De 1833
a 1834, fue alumno en la Facultad de París matriculándose en los cursos de
Derecho Civil y Derecho Romano.
Pero su inclinación
a las artes lo llevó a los talleres de Paul Delaroche y en 1835 al taller
parisino del pintor retratista Raymond Monvoisin (él cual posteriormente estuvo
en Lima entre 1845 y 1847 y pintó a personajes de la sociedad limeña). Merino recorrió Italia en 1837; regresó al
Perú en 1838 por la muerte de su padre; radicó en Lima y en 1839 fue nombrado
Subdirector de la Academia de Dibujo y Pintura que dirigía el quiteño Francisco
Javier Cortés; al fallecimiento de éste el año 1841 el gobierno le encargó la
dirección de la misma, cargo que desempeñó de 1841 a 1849. Fueron sus
discípulos: Francisco Laso, Francisco Masías y Luis Montero entre otros. De los numerosos apuntes que tomó Merino
durante esos años pintó algunos cuadros de temas peruanos como: Santa Rosa de
Lima, La jarana en Chorrillos, Tapadas en el portal, entre otros. Conquistado por
Europa en la que también él fue el conquistador, en 1850 regresó a París. En
1853 reingresó al taller de Paul Delaroche y comenzó realmente su mayor
actividad pictórica.
En 1854 se presentó en el Salón de París, donde continuó exhibiendo por
espacio de veintidós años, hasta 1875, poco antes de su muerte. Ilustró con grabados originales y dibujos de Max Radiguet, el libro: Lima
por dentro y por fuera. Escrito por Simón Ayanque, seudónimo de Esteban de
Terralla y Landa, y publicado en París en 1854. En mayo de 1853 participó en la Exposición Universal de París, de esto
da nota el semarario L’ Illustration # 670
de París, mencionando entre otras
obras presentadas la titulada: Cristóbal Colón y su hijo en el Monasterio de la
Rábida.
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En 1863 en el mismo Salón exhibió
Colón ante los Sabios de Salamanca, obra que lo hizo merecedor al Tercer Premio y
Medalla de Oro (pintura adquirida por el gobierno del Presidente José Balta en
1872 y afectada gravemente por el incendio del ala izquierda del Palacio de
Gobierno el 3 de julio de 1921). Teófilo Castillo escribió: “... esta tela
basta para cimentar la reputación de Merino, en mérito de la sabia disposición
de las figuras, la realidad de la escena, lo primoroso del dibujo, la justeza
de la perspectiva...”
Por su meritoria y destacada labor, el Congreso Peruano le otorgó la
Medalla de Oro, el 26 de noviembre de 1868. En sus últimos años, Merino cultivó
la pintura de gusto
rembrandtsiano, representando ancianos y rostros como La mujer que
ríe, donde parece haber retratado a Nina Guerín, la compañera de casi toda
su vida en París. En 1876, se agravó su
enfermedad pulmonar mientras trabajaba en su taller del Boulevard de Clichy Nº
1. Su último cuadro La Resurrección de Lázaro está actualmente en la Pinacoteca
Municipal de Lima, junto con otras valiosas obras donadas por el artista, en su
testamento firmado el 16 de febrero de 1876, un mes antes de su muerte en
París; por el cual legaba todo su dinero a su tierra natal, Piura, y sus
cuadros a la Ciudad de Lima.
Falleció de tuberculosis en París el 17 de marzo de 1876, a los 59 años
de edad y fue enterrado en el Cementerio Père Lachaise, de París, donde también
se encuentra el poeta César Vallejo.
DANIEL
HERNÁNDEZ MORILLO 1856-1932
Pintor de prestigio en la plástica
internacional. Nació en el fundo Hurpay, Tayacaja, Huancavelica, Perú, y falleció en Lima. En 1860 llegó con sus padres a Lima; inició
su educación artística a los 12 años de edad con el italiano Leonardo Barbieri
quien dirigía una academia de pintura.
A la edad de 14 años, Hernández poseía la
preparación necesaria y la educación pictórica como lo refleja en su obra La
Muerte de Sócrates, la misma que se encuentra en el Banco Central de Reserva
del Perú. Este cuadro está inspirado en la pintura del
mismo nombre de Jacques-Louis David (Francia,1748-1825), y en La muerte de
Viriato de José Madrazo y
Agudo (España,1781-1859).
En 1870, Daniel colaboró con su hermano mayor
César en el retrato del Alcalde (1869-1870) y posteriormente Presidente Manuel
Pardo y Lavalle (1872-1876), lo que les valió una beca del gobierno peruano
para estudiar en Europa; sin embargo, viajó solamente Daniel en 1873.
Ya en Europa estudiando en la Academia de
París, la pensión asignada por el gobierno peruano no pudo ser cubierta al
segundo mes; Hernández trabajó vendiendo retratos y paisajes en la calle y en
algunas tiendas. Siguiendo el consejo del pintor Ignacio
Merino, a quien visitó en París, fue a estudiar a Italia, e ingresó a la Academia
de Roma, permaneciendo diez años en esa ciudad.
Viajó por diferentes países y ciudades adquiriendo una sólida formación
artística, conocimientos culturales y estéticos, los que se fueron acrecentando
con los años dedicados por entero al cultivo de la pintura. En 1884 trabajó en
el taller del famoso pintor español Lorenzo Vallés, a esta época corresponde el
cuadro Saltimbanquis Egipcios.
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Viajó a París donde residió por muchos años,
incursionando en todos los géneros pictóricos: el retrato, el costumbrismo, el
paisaje y excepcionalmente, el de la decoración. En la década de 1880, ya
maduro en su arte, formó parte de la pléyade de artistas como el escultor
Mariano Benlliure y Francisco Pradilla.
Hernández, en 1893, estuvo considerado entre los mejores pintores europeos y su
prestigio era mundial. Por sus méritos llegó a ser Presidente de la Sociedad de
Pintores Españoles residentes en París.
Como miembro de la Sociedad de Artistas Franceses
exhibió en el Salón Anual de dicha sociedad, de difícil y riguroso acceso por
su severo dogma academista. Él tuvo amplia y triunfal acogida en los siete años
que se presentó. Era considerado “fors concours” en los salones parisinos. Por su célebre cuadro La Perezosa fue premiado
con la Segunda Medalla en el Salón de París, en 1899. En la Exposición
Universal de París de 1900 con motivo del cambio al siglo XX, le fue otorgada
la Medalla de Oro por su cuadro Amor
Cruel y La Perezosa, que le valió además la condecoración de la Legión de
Honor, 1900. Desde entonces Hernández fue declarado Honoris Causa en todos los
salones.
En 1917 siendo Presidente de la República del
Perú Don José Pardo y Barreda se creó la Escuela Nacional de Bellas Artes del
Perú (ENBA) Inicialmente
se reunió con el Prior del Convento de Santo Domingo Fray Manuel Hernández,
sobrino del artista, el presidente lo envió a Europa y éste convenció a Daniel
Hernández para que aceptara la oferta del gobierno peruano, el maestro aceptó y
regresó a Lima en 1918. Volvió al Perú
después de 45 años de ausencia para organizar, fundar y dirigir dicha escuela,
que fue creada por Decreto Gubernamental el 28 de setiembre de 1918 e
inaugurada oficialmente el 15 de abril de 1919, en el local que fuera el
Convento de las Recogidas, de la Calle de San Ildefonso de la
ciudad de Lima.
FRANCISCO LASO DE LOS RÍOS
1823-1869
Pintor y literato peruano. Nació en Tacna un 8 de mayo de 1823.
Bautizado como José Francisco Domingo. Aunque su nombre es Francisco Laso de la
Vega y de los Ríos, sus autógrafas y artículos literarios fueron firmados como
Francisco Laso siendo uno de ellos sus
memorias escritas a los 38 años de edad
donde narra su viaje a Europa.
Falleció víctima de la fiebre amarilla el 14 de mayo de 1869 a los 46
años de edad. Desde muy joven se inició en las artes en la Academia Nacional de
Dibujo y Pintura; estudió con el pintor ecuatoriano Javier Cortés fallecido en
1841 y luego con Ignacio Merino. A esa época corresponde La Dolorosa que señala
la orientación de la paleta del artista.
Debido a su dedicación por el arte y a sus aptitudes, tras el
fallecimiento de Cortés, Merino tomó la Dirección, encargándole a Laso, la Sub
Dirección de la Academia, dirigiéndola de 1841 a 1842. Ese mismo año fue
enviado por su hermana mayor a Europa para desarrollar su talento. Permaneció
desde 1843 y por cuatro años en París; por consejo, de su antiguo maestro
Ignacio Merino se matriculó en el Taller de Paul Delaroche (1797-1859) y luego
en el de Charles Gleyre (1806-1874) quien probablemente recibió aula en el
taller Delaroche donde éste era profesor.
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Viajó por diferentes países del viejo mundo, estudiando a los grandes
maestros. En su peregrinaje llegó a Italia en 1847 y es allí donde perfeccionó
su técnica influenciado por los renacentistas.
Regresó al Perú en 1849 y estableció un taller en el centro de Lima en
la calle Gremios. Se dedicó a viajar por la sierra peruana tomando apuntes que
después plasmaría en sus lienzos. En el Cusco y Puno realizó bocetos de las vestimentas de los naturales que más
tarde le servirían para verterlas en sus pinturas; a su regreso a Lima
instalado en su taller se dedicó preferentemente al retrato.
Nuevamente viajó a Europa en 1863 en compañía de su esposa. Después de
tres años regresó al Perú y participó en el conflicto con España ( 2 de Mayo de
1866 ). Alistado como bombero colaboró patrióticamente en la defensa del
Callao.
Ese mismo año pintó una de sus Santa Rosa de Lima, su esposa le
sirvió de modelo en varias ocasiones. Además se dedicó al periodismo,
colaborando junto con otros intelectuales, en diarios y revistas de la época.
En 1868 ingresó a la Cruz Roja para contribuir en la erradicación de la
fiebre amarilla que diezmaba la capital; pero lamentablemente al igual que su
amigo el pintor Montero, se contagió. Viajó al pueblo de San Mateo en las
serranías de Lima, para mitigar su enfermedad, lugar donde falleció. Sus restos
se encuentran en Lima, en el Cementerio Presbítero Maestro, cuartel San Vicente
de Paul C-56.
ALBERT LYNCH 1851-1950
Poco se sabe de su vida como persona. A corta edad
viajó a París donde estudió con William Bougereau, (1825-1905) y en la Académie
des Beaux Arts de París. En los talleres de Gabriel Ferrer (1847-1914); Jules
Nöel (1810-1881) y con el paisajista Henri Lehmann (1814-1882).
Su obra está clasificada como realismo, y de la Belle Époque. En 1890 ya
competía en los salones con los artistas franceses. Obtuvo Tercera Medalla en
el Salón de 1890, Medalla de Primera Clase en París, 1892; Medalla de Oro en la
Exposición Universal de París en 1900.
Nombrado Caballero de la Legión de Honor en 1901
otorgándosele la Cruz en Grado de Oficial,
Premio en los Estados Unidos en 1902 y considerado en los salones
parisinos como expositor “fours concurs” exponiendo como tal en el Salón de
Artistas Franceses en 1910 y 1911.
No siendo la
última presentación pública del Maestro, el
Diccionario Bénézit, en su última versión, del 2006, lo da por muerto en
1912, el cual ocurrió en 1950. En su registro de fallecimiento se lee: “...A las 11 y 20 de la mañana; Lynch Albert,
artista plástico, con domicilio en Mónaco, esposo de Bacouel Victoria, hijo de
los difuntos Lynch Diego y Kefler Adèle, falleció en Mónaco, Avenida de la
Gare, Nº 1...”.
En una de sus últimas exposiciones, en el Gran
Palacio de Les Champs-Elysées, (Archivos de París PER 370), Lynch se presentó
con dos obras: Las Dos Hermanas y Vasos de Flores , información lograda gracias
a las investigaciones y colaboración de Lydie Vaillant, Magasinier aux Archives
de París, la misma que encontró una
publicación de la Sociedad de los Artistas Franceses, del Salón de 1934; 147
ème. Exposición Oficial de las Bellas Artes y se registra que residía en la
Avenue de la Gare Nº 1, en Mónaco. Con la colaboración de Jean Montoya, ex
Director de Cultura de la Alianza Francesa de Lima-Perú entre 1977-1982, se
obtuvo la partida de defunción.
Pintor y escultor. Según documentos oficiales,
nació un 11 de junio de 1869 en Islay, Arequipa, Perú. Así lo registra la
partida de defunción; falleció el 20 de
febrero de 1941 en París, Francia. Su tumba se encuentra en el cementerio nuevo
de Neuilly-sur-Seine.
Basada en una información acerca del texto de
su tumba publiqué erróneamente en el Diccionario Artistas Plásticos en el Perú,
siglos XVI al XX, que su año de
nacimiento era 1865. “...En su azulada lápida del cementerio de
Neuilly-Sur-Siene-Francia, dice: 1865, año en que nace el pintor cuya vida va
de un extremo a otro en lo material pero inamovible en sus ideas, Carlos
Baca-Flor Falcón, 20 febrero 1941...”
Algunos de sus biógrafos lo registran como
nacido un 14 de mayo y con diferentes años: 1864-1865-1867 y 1870.----- También
se le adjudica como apellido materno
Soberón, así lo registra geneanet.org: Carlos Baca Flor Soberón (1867-1919).
Fecha real [1869-1941]. Baca Flor, llamado El Magnífico y uno de los 40
Inmortales, está considerado como uno de los grandes maestros del siglo XIX y
XX.
Sesión de aprendizaje relacionado al tema:
http://es.scribd.com/doc/150396949/Sesion-4-Pintura-Academica-en-el-Peru
Vídeo relacionado al tema:
http://es.scribd.com/doc/150396949/Sesion-4-Pintura-Academica-en-el-Peru
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http://bellas-artes-tex.blogspot.com/2008/06/diccionario-de-la-pintura.html
http://www.artecreha.com/Diccionario_de_arte.html
http://www.artecreha.com/Diccionario_de_arte.html
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