martes, 25 de junio de 2013

SESIÓN: 4

PINTURA ACADÉMICA EN EL PERÚ

La influencia del arte europeo, se dejó sentir en nuestro medio, en el que rápidamente el gusto capitalino se definió por la tendencia neoclásica que estaba inspirada en técnicas y temas del pasado. La sociedad peruana de mediados del XIX carecía de identificación nacional y salvo las expresiones costumbristas de Pancho Fierro, pasaría todavía casi un siglo antes de que el tema local y nacional fuera motivo de inspiración de nuestros artistas.

Es por ello que entendemos al Academismo, como aquel período en el cual nuestros pintores se educaron y formaron artísticamente en las canteras europeas y se nutrieron de todo aquello que, enmarcado en las academias parisinas, les regulaba la composición, les establecía patrones rígidos al uso del color, buscaba la perfección en el dibujo y favorecía los temas históricos, literarios o paisajistas. Toda la producción se hacía al interior mismo de las academias, sin que los artistas tuvieran mayor contacto con la naturaleza y la realidad de su entorno.

Una formación así de rígida, obedecía a las tendencias puristas de la época, que encontraban eco y aceptación en los círculos artísticos europeos y americanos. Artistas peruanos como Ignacio Merino, Francisco Laso y Luis Montero entre otros, buscaron desarrollar su arte en Europa y entrar en contacto con el arte oficial de entonces, que se aprendía en las academias, las mismas que desde la segunda mitad del siglo XVIII, hacían furor en el viejo continente.Maestros del nivel de Delaroche, Delacroix y Fortuny ejercieron una gran influencia en nuestros artistas, quienes en su mayoría permanecieron la mayor parte de su vida en Europa, a pesar de las penurias y estrecheces económicas por las que pasaban.  Algunos de ellos realizaron visitas a Roma, Venecia y Florencia, donde entraron en contacto con las principales obras nacidas luego del renacimiento italiano.

Aquellos que regresaron al Perú se encontraron con un medio bastante cerrado que prefería encargar las obras de arte a Europa, antes que adquirirlas de los artistas locales. Una de las actividades más importantes que ellos realizaron en Lima, a su retorno de Europa, fue la enseñanza del dibujo y la pintura.  Tal fue el caso de Merino que trasmitía con rigurosa disciplina, las pautas de las academias parisinas. Un caso singular es el de Laso quien a pesar de su formación academista y el ambiente en el que se desenvolvió, introdujo temas peruanos en sus composiciones. Sobresalen obras como “El indio alfarero” y su serie de “Pascanas” en las que se distingue una imagen romántica de la realidad andina.

Establecido es sistema republicano en el Perú, la cultura y el arte estimulados por un absoluto sentido de libertad se orientaron hacia nuevos confines, donde lograron nuevas experiencias, nuevos conocimientos y sobre todo, la forma de vincular nuestra cultura artística al desarrollo estético universal. Viajan entonces nuestros jóvenes artistas al viejo mundo donde el arte había logrado su más alta expresión; unos por cuenta propia: otros enviados por el gobierno en razón a sus méritos y virtudes artísticas, pero todos van entusiastas y ansiosos de aprender y traer a nuestra patria lo mejor del arte europeo. Europa fue desde los inicios de la República, y sigue siendo, la meta de nuestros artistas.

Conforman el grupo de pintores académicos: Ignacio Merino, Francisco Lazo, Luis Montero, Daniel Hernández, Teófilo Castillo, Carlos Baca Flor entre los más destacados, pero también realizaron obras de considerable valor Federico Torrico, Francisco Masías, Juan Lepiani, Luis Astete, Abelardo Alvarez Calderón, Federico del Campo, Carlos Jiménez y Alberto Lynch. Estéticamente, encontramos en el arte de nuestros pintores académicos, secuencias neoclásicas, románticas, realistas e impresionistas que aportaron un amplio conocimiento al arte nacional.


REPRESENTANTES DE LA PINTURA ACADÉMICA EN EL PERÚ


IGNACIO MERINO MUÑOZ    1817-1876  

Pintor peruano. Considerado en el ámbito internacional entre los mejores artistas del siglo XIX.  Figura en los registros de importantes publicaciones. Nació un 30 de enero, en el barrio de la Mangachería, en la calle Tacna Nº 342, San Miguel de Piura; bautizado el 9 febrero del mismo año como: José Ignacio María Pedro Nolasco Ramón. El 29 de diciembre de 1820, desde el balcón de su casa paterna en Trujillo se proclamó ante el pueblo la Independencia de Trujillo por el intendente José Bernardo de Tagle y Portocarrero Marqués de Torre Tagle, quien flameó una bandera cosida por su madre Doña Micaela María Muñoz de Ostolaza Cañote y Ríos de Merino.

De familia acomodada fue enviado, por sus padres, a los 10 años de edad a París; ingresó al colegio que tenían establecido allí los liberales emigrados de España, donde siguió sus estudios hasta el bachillerato con Manuel Silvela, prestigioso abogado y fundador de un colegio para españoles en Burdeos. De 1833 a 1834, fue alumno en la Facultad de París matriculándose en los cursos de Derecho Civil y Derecho Romano.

Pero su inclinación a las artes lo llevó a los talleres de Paul Delaroche y en 1835 al taller parisino del pintor retratista Raymond Monvoisin (él cual posteriormente estuvo en Lima entre 1845 y 1847 y pintó a personajes de la sociedad limeña).     Merino recorrió Italia en 1837; regresó al Perú en 1838 por la muerte de su padre; radicó en Lima y en 1839 fue nombrado Subdirector de la Academia de Dibujo y Pintura que dirigía el quiteño Francisco Javier Cortés; al fallecimiento de éste el año 1841 el gobierno le encargó la dirección de la misma, cargo que desempeñó de 1841 a 1849. Fueron sus discípulos: Francisco Laso, Francisco Masías y Luis Montero entre otros.  De los numerosos apuntes que tomó Merino durante esos años pintó algunos cuadros de temas peruanos como: Santa Rosa de Lima, La jarana en Chorrillos, Tapadas en el portal, entre otros. Conquistado por Europa en la que también él fue el conquistador, en 1850 regresó a París. En 1853 reingresó al taller de Paul Delaroche y comenzó realmente su mayor actividad pictórica.

En 1854 se presentó en el Salón de París, donde continuó exhibiendo por espacio de veintidós años, hasta 1875, poco antes de su muerte. Ilustró con grabados originales y dibujos de Max Radiguet, el libro: Lima por dentro y por fuera. Escrito por Simón Ayanque, seudónimo de Esteban de Terralla y Landa, y publicado en París en 1854. En mayo de 1853 participó en la Exposición Universal de París, de esto da nota el semarario L’ Illustration # 670  de París,  mencionando entre otras obras presentadas la  titulada: Cristóbal  Colón y su hijo en el Monasterio de la Rábida.


En 1863 en el mismo Salón exhibió  Colón ante los Sabios de Salamanca,  obra que lo hizo merecedor al Tercer Premio y Medalla de Oro (pintura adquirida por el gobierno del Presidente José Balta en 1872 y afectada gravemente por el incendio del ala izquierda del Palacio de Gobierno el 3 de julio de 1921). Teófilo Castillo escribió: “... esta tela basta para cimentar la reputación de Merino, en mérito de la sabia disposición de las figuras, la realidad de la escena, lo primoroso del dibujo, la justeza de la perspectiva...”

Por su meritoria y destacada labor, el Congreso Peruano le otorgó la Medalla de Oro, el 26 de noviembre de 1868. En sus últimos años, Merino cultivó la pintura   de   gusto    rembrandtsiano, representando ancianos y rostros como La mujer que ríe, donde parece haber retratado a Nina Guerín, la compañera de casi toda su vida en París.   En 1876, se agravó su enfermedad pulmonar mientras trabajaba en su taller del Boulevard de Clichy Nº 1. Su último cuadro La Resurrección de Lázaro está actualmente en la Pinacoteca Municipal de Lima, junto con otras valiosas obras donadas por el artista, en su testamento firmado el 16 de febrero de 1876, un mes antes de su muerte en París; por el cual legaba todo su dinero a su tierra natal, Piura, y sus cuadros a la Ciudad de Lima.

Falleció de tuberculosis en París el 17 de marzo de 1876, a los 59 años de edad y fue enterrado en el Cementerio Père Lachaise, de París, donde también se encuentra el poeta César Vallejo.

DANIEL HERNÁNDEZ MORILLO 1856-1932

Pintor de prestigio en la plástica internacional. Nació en el fundo Hurpay, Tayacaja, Huancavelica, Perú, y  falleció en Lima.  En 1860 llegó con sus padres a Lima; inició su educación artística a los 12 años de edad con el italiano Leonardo Barbieri quien dirigía una academia de pintura.

A la edad de 14 años, Hernández poseía la preparación necesaria y la educación pictórica como lo refleja en su obra La Muerte de Sócrates, la misma que se encuentra en el Banco Central de Reserva del Perú. Este cuadro está inspirado en la pintura del mismo nombre de Jacques-Louis David (Francia,1748-1825), y en La muerte de Viriato de José Madrazo y Agudo (España,1781-1859).

En 1870, Daniel colaboró con su hermano mayor César en el retrato del Alcalde (1869-1870) y posteriormente Presidente Manuel Pardo y Lavalle (1872-1876), lo que les valió una beca del gobierno peruano para estudiar en Europa; sin embargo, viajó solamente Daniel en 1873.

Ya en Europa estudiando en la Academia de París, la pensión asignada por el gobierno peruano no pudo ser cubierta al segundo mes; Hernández trabajó vendiendo retratos y paisajes en la calle y en algunas tiendas. Siguiendo el consejo del pintor Ignacio Merino, a quien visitó en París, fue a estudiar a Italia, e ingresó a la Academia de Roma, permaneciendo diez años en esa ciudad.

Viajó por diferentes países y ciudades adquiriendo una sólida formación artística, conocimientos culturales y estéticos, los que se fueron acrecentando con los años dedicados por entero al cultivo de la pintura. En 1884 trabajó en el taller del famoso pintor español Lorenzo Vallés, a esta época corresponde el cuadro Saltimbanquis Egipcios.


Viajó a París donde residió por muchos años, incursionando en todos los géneros pictóricos: el retrato, el costumbrismo, el paisaje y excepcionalmente, el de la decoración. En la década de 1880, ya maduro en su arte, formó parte de la pléyade de artistas como el escultor Mariano Benlliure  y Francisco Pradilla. Hernández, en 1893, estuvo considerado entre los mejores pintores europeos y su prestigio era mundial. Por sus méritos llegó a ser Presidente de la Sociedad de Pintores Españoles residentes en París.

Como miembro de la Sociedad de Artistas Franceses exhibió en el Salón Anual de dicha sociedad, de difícil y riguroso acceso por su severo dogma academista. Él tuvo amplia y triunfal acogida en los siete años que se presentó. Era considerado “fors concours” en los salones parisinos. Por su célebre cuadro La Perezosa fue premiado con la Segunda Medalla en el Salón de París, en 1899. En la Exposición Universal de París de 1900 con motivo del cambio al siglo XX, le fue otorgada la  Medalla de Oro por su cuadro Amor Cruel y La Perezosa, que le valió además la condecoración de la Legión de Honor, 1900. Desde entonces Hernández fue declarado Honoris Causa en todos los salones.

En 1917 siendo Presidente de la República del Perú Don José Pardo y Barreda se creó la Escuela Nacional de Bellas Artes del Perú (ENBA)  Inicialmente se reunió con el Prior del Convento de Santo Domingo Fray Manuel Hernández, sobrino del artista, el presidente lo envió a Europa y éste convenció a Daniel Hernández para que aceptara la oferta del gobierno peruano, el maestro aceptó y regresó a Lima en 1918. Volvió al Perú después de 45 años de ausencia para organizar, fundar y dirigir dicha escuela, que fue creada por Decreto Gubernamental el 28 de setiembre de 1918 e inaugurada oficialmente el 15 de abril de 1919, en el local que fuera el Convento de las Recogidas, de la Calle de San Ildefonso  de  la ciudad de Lima.


FRANCISCO LASO DE LOS RÍOS  1823-1869

Pintor y literato peruano. Nació en Tacna un 8 de mayo de 1823. Bautizado como José Francisco Domingo. Aunque su nombre es Francisco Laso de la Vega y de los Ríos, sus autógrafas y artículos literarios fueron firmados como Francisco Laso siendo uno de ellos sus  memorias escritas a los 38 años de edad  donde narra su viaje a Europa.

Falleció víctima de la fiebre amarilla el 14 de mayo de 1869 a los 46 años de edad. Desde muy joven se inició en las artes en la Academia Nacional de Dibujo y Pintura; estudió con el pintor ecuatoriano Javier Cortés fallecido en 1841 y luego con Ignacio Merino. A esa época corresponde La Dolorosa que señala la orientación de la paleta del artista.

Debido a su dedicación por el arte y a sus aptitudes, tras el fallecimiento de Cortés, Merino tomó la Dirección, encargándole a Laso, la Sub Dirección de la Academia, dirigiéndola de 1841 a 1842. Ese mismo año fue enviado por su hermana mayor a Europa para desarrollar su talento. Permaneció desde 1843 y por cuatro años en París; por consejo, de su antiguo maestro Ignacio Merino se matriculó en el Taller de Paul Delaroche (1797-1859) y luego en el de Charles Gleyre (1806-1874) quien probablemente recibió aula en el taller Delaroche donde éste era profesor.


Viajó por diferentes países del viejo mundo, estudiando a los grandes maestros. En su peregrinaje llegó a Italia en 1847 y es allí donde perfeccionó su técnica influenciado por los renacentistas.

Regresó al Perú en 1849 y estableció un taller en el centro de Lima en la calle Gremios. Se dedicó a viajar por la sierra peruana tomando apuntes que después plasmaría en sus lienzos. En el Cusco y Puno realizó bocetos  de las vestimentas de los naturales que más tarde le servirían para verterlas en sus pinturas; a su regreso a Lima instalado en su taller se dedicó preferentemente al retrato.

Nuevamente viajó a Europa en 1863 en compañía de su esposa. Después de tres años regresó al Perú y participó en el conflicto con España ( 2 de Mayo de 1866 ). Alistado como bombero colaboró patrióticamente en la defensa del Callao.

Ese mismo año pintó una de sus Santa Rosa de Lima, su esposa le sirvió de modelo en varias ocasiones. Además se dedicó al periodismo, colaborando junto con otros intelectuales, en diarios y revistas de la época.

En 1868 ingresó a la Cruz Roja para contribuir en la erradicación de la fiebre amarilla que diezmaba la capital; pero lamentablemente al igual que su amigo el pintor Montero, se contagió. Viajó al pueblo de San Mateo en las serranías de Lima, para mitigar su enfermedad, lugar donde falleció. Sus restos se encuentran en Lima, en el Cementerio Presbítero Maestro, cuartel San Vicente de Paul C-56. 

ALBERT LYNCH 1851-1950 


Poco se sabe de su vida como persona. A corta edad viajó a París donde estudió con William Bougereau, (1825-1905) y en la Académie des Beaux Arts de París. En los talleres de Gabriel Ferrer (1847-1914); Jules Nöel (1810-1881) y con el paisajista Henri Lehmann (1814-1882).

Su obra está clasificada como  realismo, y de la Belle Époque. En 1890 ya competía en los salones con los artistas franceses. Obtuvo Tercera Medalla en el Salón de 1890, Medalla de Primera Clase en París, 1892; Medalla de Oro en la Exposición Universal de París en 1900.

Nombrado Caballero de la Legión de Honor en 1901 otorgándosele la Cruz en Grado de Oficial,  Premio en los Estados Unidos en 1902 y considerado en los salones parisinos como expositor “fours concurs” exponiendo como tal en el Salón de Artistas Franceses en 1910 y 1911.

No siendo  la última presentación pública del Maestro, el  Diccionario Bénézit, en su última versión, del 2006, lo da por muerto en 1912, el cual ocurrió en 1950. En su registro de fallecimiento se  lee:  “...A las 11 y 20 de la mañana; Lynch Albert, artista plástico, con domicilio en Mónaco, esposo de Bacouel Victoria, hijo de los difuntos Lynch Diego y Kefler Adèle, falleció en Mónaco, Avenida de la Gare, Nº 1...”.

En una de sus últimas exposiciones, en el Gran Palacio de Les Champs-Elysées, (Archivos de París PER 370), Lynch se presentó con dos obras: Las Dos Hermanas y Vasos de Flores , información lograda gracias a las investigaciones y colaboración de Lydie Vaillant, Magasinier aux Archives de París, la misma que  encontró una publicación de la Sociedad de los Artistas Franceses, del Salón de 1934; 147 ème. Exposición Oficial de las Bellas Artes y se registra que residía en la Avenue de la Gare Nº 1, en Mónaco. Con la colaboración de Jean Montoya, ex Director de Cultura de la Alianza Francesa de Lima-Perú entre 1977-1982, se obtuvo la partida de defunción.



CARLOS BACA-FLOR FALCÓN 1869  ~  1941

Pintor y escultor. Según documentos oficiales, nació un 11 de junio de 1869 en Islay, Arequipa, Perú. Así lo registra la partida de defunción;  falleció el 20 de febrero de 1941 en París, Francia. Su tumba se encuentra en el cementerio nuevo de Neuilly-sur-Seine.

Basada en una información acerca del texto de su tumba publiqué erróneamente en el Diccionario Artistas Plásticos en el Perú, siglos XVI al XX,  que su año de nacimiento era 1865. “...En su azulada lápida del cementerio de Neuilly-Sur-Siene-Francia, dice: 1865, año en que nace el pintor cuya vida va de un extremo a otro en lo material pero inamovible en sus ideas, Carlos Baca-Flor Falcón, 20 febrero 1941...”

Algunos de sus biógrafos lo registran como nacido un 14 de mayo y con diferentes años: 1864-1865-1867 y 1870.----- También se le adjudica como  apellido materno Soberón, así lo registra geneanet.org: Carlos Baca Flor Soberón (1867-1919). Fecha real [1869-1941]. Baca Flor, llamado El Magnífico y uno de los 40 Inmortales, está considerado como uno de los grandes maestros del siglo XIX y XX.


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